COP29: Un Paso Hacia el Futuro del Clima Global
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29) concluyó en Bakú, Azerbaiyán, marcando un nuevo capítulo en la lucha contra el cambio climático; al igual que todas las anteriores, ha sido un evento de relevancia crucial en la lucha contra el cambio climático global. Esta edición, ha estado marcada por debates intensos, compromisos, y la esperanza de que las naciones del mundo finalmente logren un acuerdo que pueda acelerar la transición hacia un futuro más sostenible. Sin embargo, la COP29 también ha puesto de relieve las dificultades inherentes a lograr un consenso global frente a un problema tan complejo y multifacético como el cambio climático.
El Contexto de la COP29: Una Urgencia Climática Creciente
En 2024, el mundo se sigue enfrentando a una crisis climática cada vez más palpable. Las temperaturas globales siguen superando los promedios históricos, los eventos climáticos extremos —como olas de calor, sequías y tormentas devastadoras— son cada vez más frecuentes, y las alertas científicas advierten que el tiempo para evitar los peores efectos del calentamiento global se está agotando. La COP29 llega en un momento crítico, ya que los compromisos establecidos en la COP21 de París, que tenían como objetivo limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius sobre los niveles preindustriales, aún no se han alcanzado.
Temas Clave de la COP29: Energía, Adaptación y Financiamiento Climático
La COP29 ha sido una plataforma donde se han abordado tres áreas clave: la transición energética, la adaptación a los impactos del cambio climático, y la financiación climática
1. Transición Energética: Un Desafío en la Era de los Combustibles Fósiles
El sector energético sigue siendo uno de los mayores responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. La discusión sobre cómo descarbonizar este sector ha sido una de las más candentes durante la COP29. Si bien muchos países están impulsando la adopción de energías renovables, como la solar y la eólica, los combustibles fósiles siguen dominando las economías de muchas naciones, especialmente en los países productores de petróleo y gas.
Los países en desarrollo, que aún dependen de los combustibles fósiles para su crecimiento económico, han solicitado un apoyo financiero mayor para financiar su transición energética. Esta disparidad con los países desarrollados refleja una de las tensiones más significativas en la lucha global contra el cambio climático: la diferencia entre las responsabilidades históricas de los países ricos y las necesidades de los países más pobres.
Las organizaciones y empresas también se enfrentan a retos diarios relacionados con la transición energética, al no poder acceder a financiación que permita la evolución de sus modelos de negocios a unos más sostenibles e igual de rentables que los modelos de negocio basados en los combustibles fósiles.
2. Adaptación: Una Agenda Urgente para los Países Vulnerables
Otro tema clave en la COP29 ha sido la adaptación. Si bien la mitigación de las emisiones sigue siendo fundamental, ya está claro que los impactos del cambio climático son inevitables. Las comunidades más vulnerables, en particular en África, Asia y América Latina, ya están sufriendo los efectos de fenómenos climáticos extremos, como inundaciones, sequías prolongadas y la degradación de los ecosistemas.
La llamada a una mayor inversión en proyectos de adaptación ha ganado fuerza, con un enfoque particular en la infraestructura resistente al clima, la protección de los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Durante la COP29, varios países pequeños y vulnerables pidieron una mayor solidaridad en términos de asistencia financiera para estos proyectos de adaptación, especialmente aquellos que involucran la reconstrucción de infraestructuras y la protección de las comunidades más afectadas.
En este punto, las negociaciones han sido especialmente intensas, con discusiones sobre cómo se debe financiar la adaptación y quién debe asumir los costos. La creación de mecanismos de financiamiento claros y accesibles ha sido uno de los compromisos más destacados de la COP29, aunque, como en ediciones anteriores, algunos países han expresado dudas sobre la disponibilidad de estos fondos a largo plazo.
3. Financiación Climática: Una Brecha Persistente
La financiación climática ha sido uno de los temas más espinosos en las negociaciones. Inicialmente, se aspiraba a superar el compromiso previo con los países en desarrollo, de 100.000 millones de dólares anuales, con metas más ambiciosas como alcanzar al menos 1 billón de dólares para 2025 y hasta 2,4 billones anuales para 2030. Sin embargo, el acuerdo final estableció que los países desarrollados proporcionarían 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035. Aunque esta cifra triplica el compromiso actual, ha sido considerada insuficiente por varios países en desarrollo y organizaciones ambientales, que habían solicitado al menos 500.000 millones de dólares anuales para enfrentar la crisis climática de manera eficaz.
A pesar de estas tensiones, hubo un acuerdo positivo en la COP29 relacionado con los impactos del cambio climático: bajo el marco del Objetivo Global de Adaptación (GGA), se lograron avances importantes, como la creación de indicadores que permitirán medir cómo los países se están preparando para enfrentar los retos climáticos.
Muchas organizaciones y empresas ya cuentan con indicadores para medir su impacto ambiental, gracias a la adaptación a las normativas vigentes relacionadas con la comunicación de la sostenibilidad, CSRD, Huella de Carbono, etc., ayudando a que los países reporten de manera más uniforme y transparente.
Mirando al Futuro: El Camino Después de la COP29
En la recta final de la COP29, quedó claro que el mundo está en una carrera contrarreloj para evitar los peores efectos del cambio climático. Si bien algunos avances se lograron, la respuesta global sigue siendo insuficiente para los desafíos a los que nos enfrentamos. Para lograr los objetivos del Acuerdo de París y evitar que el mundo se encamine hacia un calentamiento superior a los 2 grados Celsius, es necesario que las promesas realizadas en este evento se materialicen rápidamente en acciones concretas.
En última instancia, la COP29 ha demostrado que la cooperación global sigue siendo la clave para abordar el cambio climático. La cuestión ahora es si las naciones pueden traducir la voluntad política en resultados tangibles. Los próximos años serán cruciales.
De cara a la COP30 en Brasil, será vital garantizar que la financiación prometida se traduzca en resultados tangibles. La COP30 será una oportunidad única para priorizar la preservación de los ecosistemas, especialmente en una región tan vital para la salud del planeta como la Amazonía, y para reforzar las acciones climáticas a nivel global.
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